Hoy vi a Gregorio Samsa, sólo sus antenas eran el doble que su cuerpo y estaba en sus cinco. Le faltaba un pie.
Era una cucaracha rara. Me dio por llamarla Gegorio, como a todos los elefantes les dicen Dumbo o a todas las Fridas les dicen Kahlo. Estaba mirando la vitrina de Los Caracolitos, como si pensara uniformarse, y sería bueno, por bien rara si era.
Bueno mirando, mirando, no sé. Pero sí tocaba incesante el cristal con las antenas. A lo mejor saludaba la otra cucaracha en negativo que la saludaba del otro lado.
Me di vuelta para apagar el cigarrillo. Volví y se había ido.
Son raras, como Gregorio, las cosas que pasan cuando bajo a fumar.